La ‘kale borroka’ pro-Hasél usa este justificante para que los niños dejen el cole y revienten las calles
La investigación policial sobre la ‘kale borroka’ que está destrozando las calles desde hace más de una semana ha probado la captación activa de niños de 14 años para usarlos en las revueltas. Su edad los convierte en sujetos blindados frente a las condenas penales. Y los radicales han lanzado una campaña de captación y generación de justificantes escolares para que puedan abandonar los centros educativos camino de las movilizaciones diurnas. Una vez introducidos en las huelgas, el resto ya corre de cuenta de los colectivos adoctrinadores para conseguir que permanezcan en los ataques.
El texto ha sido captado por la Policía en los canales de Telegram que están usando los colectivos CDR para reclutar atacantes en Cataluña para la ‘kale borroka’. Una lista de mensajes de este canal refleja las instrucciones perfectamente: «Algunos centros pueden pedir justificante aunque la legislación vigente establece que, en los términos que establezcan las administraciones educativas, las decisiones colectivas que adopten los alumnos a partir del tercer curso de la educación secundaria obligatoria para no asistir a clase no tendrá la consideración de faltas de conducta ni serán objeto de sanción cuando sean el resultado del ejercicio del derecho de reunión y sean comunicadas previamente a la dirección del centro».
Las instrucciones divulgadas entre los jóvenes les remarcan el curso a partir del cual pueden salir de clase para acudir a movilizaciones: «En cuanto a la edad para ejercitar el derecho de huelga será a partir del tercer curso de educación secundaria obligatoria».
Se trata de un recurso que ahora reaparece, pero que es habitualmente empleado por los colectivos radicales para captar ejércitos infantiles que usar en las manifestaciones que acaban en ataques callejeros.
Los pequeños son más fáciles de adoctrinar y sus consecuencias penales son claramente inferiores, algo que impide un mejor trabajo, no sólo de los agentes policiales, sino también de las instancias judiciales.
La Policía se ha vuelto a encontrar con estos mecanismos de captación en las últimas revueltas callejeras con motivo, supuestamente, de la sentencia contra Pablo Hasél. Las mismas muestras de ‘kale borroka’ que han sido respaldadas por el partido de Pablo Iglesias.
Podemos, partido socio de Pedro Sánchez en el Gobierno, de hecho, ha criticado a los medios de comunicación por informar de los violentos disturbios que desde hace días se repiten en distintas ciudades españolas en defensa de Pablo Hasél, condenado a nueve meses de cárcel por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona.
Pero no ha cargado con dureza contra los violentos. La formación de Pablo Iglesias, cuyos dirigentes no han condenado explícitamente los ataques, ha llegado a escribir en su cuenta de Twitter lo siguiente: «Siempre que se denuncia en las calles una anormalidad democrática, el poder mediático pone el foco en los disturbios para que se deje de debatir del problema de raíz, y nada cambie».
«Que no caigamos en esa trampa no nos pone del lado de la violencia, sino del avance democrático», ha añadido estos días la formación, cuyos dirigentes se han negado a condenar los disturbios. Pablo Echenique incluso animó a los violentos a través de su Twitter.
Podemos considera, así, una «anormalidad democrática» la condena a Hasél, quien escribió, entre otras letras: «¡Merece que explote el coche de Patxi López!», «no me da pena tu tiro en la nuca, pepero. Me da pena el que muere en una patera. No me da pena tu tiro en la nuca, socialisto», «que alguien clave un piolet en la cabeza de José Bono», «pena de muerte ya a las infantas patéticas, por gastarse nuestra pasta en operaciones de estética», «prefiero grapos que guapos. Mi hermano entra en la sede del PP gritando ¡Gora ETA! A mí no me venden el cuento de quiénes son los malos, sólo pienso en matarlos».
Amenazas a un testigo
El rapero fue detenido hace más de una semana, tras parapetarse en el rectorado de la Universidad de Lérida. Además, la Audiencia de Lérida confirmó otra condena de dos años y medio por amenazas a un testigo de un juicio contra unos guardias urbanos.
Pero Podemos insiste en el argumento que Pablo Iglesias viene repitiendo en los últimos días. El vicepresidente segundo consideró que en España «no hay una situación de plena normalidad política y democrática», unas afirmaciones por las que la oposición reclamó su cese. Todo ello mientras los radicales siguen destrozando las ciudades y reclutan sus ejércitos en base a, entre otros, niños captados de las escuelas.